viernes, 3 de enero de 2014

Mario Roberto Alvarez






"He tratado de ser yo sin pretender ser nada, siempre pretendí ser buen arquitecto, sin llamar la atención"





Mario Roberto Alvarez constituye en la arquitectura Argentina una referencia sólida inevitable a los principios del racionalismo en su fase internacional. A través de su obra, los conceptos de sintesis, permanencia y forma, entendida como consecuencia de respuestas funcionales y constructivas, hilvanan los edificios haciendo una obra en evolución, coherente, y perdurable.


Alvarez, nacido en 1913 en la ciudad de Buenos Aires, en el seno de una familia modesta, con un padre castellano y una madre francesa. De pequeño se autofabricaba sus propios juguetes, haciendo uso de su imaginación.
Cumplió en su carrera universitaria una condición a la sazón extraña: trabajar y estudiar. El mismo decía que "Una trayectoria mantenida a fuerza de principios, da lugar al personaje que teneis en frente"

Sus padres lo disuadieron de abandonar los estudios para ayudar en casa, sus profesores pusieron en duda la elección de su vocación por lo ignoto de su apellido y lo dividido en su tiempo. Alvarez regreso en 1936 del mismo modo que lo había hecho antes del Nacional; con medalla de oro. Como presidente del Centro de Estudiantes. Cuestiono él mismo a los profesores que observaban inescrupulosamente el tiempo de clase para atender puntualmente sus asuntos particulares.
Imagen del cuaderno de viaje de Álvarez

En 1938, la Facultad le otorga una beca. Recorre entonces ciento quince ciudades de Europa, entrevistándose con altos nombres de la arquitectura y visitando numerosas obras con sus  cuadernos de viaje.

Un año después, en 1939 logra su primer obra: gana el concurso para la Corporación Médica de San Martín. La revista italiana Casabella publica el edificio, destacando "un espíritu de renovación racional"


Conoce a Mies van der Rohe, al que aprecia, Gropius, Neutra, Breuer, Jhonson, entre muchos.




La búsqueda de síntesis y simplificación y las varias pruebas para una misma solución, que había aprendido de Virgilio, serán parte de su bagaje profesional posterior. Los cinco o seis principios que vertebraron la producción del estudio se lograron llevar a gran cantidad de obras por un camino de tesón y trabajo, de persuación tanto a clientes particulares como a entidades oficiales.



Pero, no siempre tuvo éxito: En 1978 fue desatendida su indicación de construir hoteles e infraestructura en lugar de estadios, que había vertido como secretario de Subsedes y Estadios de la Comisión de la Asociación de Fútbol Argentina (AFA) con motivo del mundial.
Fue crítico de las autopistas elevadas dentro de la ciudad.

Quiso que un parque fuese el marco del Centro Cultural General de San Martín para lo cual instrumento múltiples acciones hasta lograr su aprobación por la Municipalidad realización que fue trabada por esas cosas de la administración pública. Pero esta tenacidad convencida y militante le permitió adhesiones al modo de trabajo de su estudio y obtener mejoras en ciertos enclaves urbanos.

Siempre aparte de las modas y declamaciones, sin formar parte de ningún cenáculo en el año 1976 fue designado por el American Institute of Arquitects entre los diez arquitectos mas distinguidos del mundo norteamericano, junto a Stirling, Pietra, Fathy y oros.

El siglo XXI encuentra al estudio en constante actividad. El arquitecto Mario Rodriguez Alvarez ha conformado un equipo de profesionales homogéneo, cuya eficiencia e idoneidad ha sido cimentada y construida pacientemente bajo su dirección.

La producción del estudio es un todo, en primera instancia consideramos su unidad cerebral, pero también y aun tiempo por la identidad con lo ético, con el destino personal y común:



"He preferido encerrarme acá, junto a los que me han seguido por años, y luchar, luchar, luchar y llega donde hemos llegado entre todos"

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